Argumento 1º Acto
Francesco gritó de dolor y cayó al suelo.
Francesco no paraba de dedicarle palabras soeces, hasta que ella se artó y fue a esposarlo.
-No lo entiendes - Le dijo él, jadeando de dolor - No puedes hacerme esto, estoy metido en algo muy gordo. Si metes, puede que no salgas con vida.
-Ya claro - Gruñó ella, mientras lo ayudaba a ponerse en pie.
Acto seguido lo puso de espaldas contra la pared y se dispuso a esposarlo. Pero entonces vio algo que la dejó helada. La manga de la camiseta se le había roto y había dejado visible una extraña marca de nacimiento en forma de halcón.
Se quedó mirando la marca confusa, no podía ser que aquel hombre tuviese la misma marca de nacimiento que ella a no ser que...
-Sueltame y te ayudaré - Le pidió Francesco, sacando a la chica de sus cavilaciones.
-Tienes un tiro en el brazo y eres un poli corrupto - Comentó ella con sorna, mateniendolo todabía contra la pared - No quiero tu ayuda.
Pero tampoco podía entregarlo, esa marca la hacía sentirse cada vez más confusa. Llevaba años intentando sacar algo en claro de asesinato de su padre y sus tios, sin obtener ninguna respuesta, ningun tipo de información. Y de pronto, un día cualquiera en mitad de una misión de tráfico de drogas le pega un tiro al que podria ser ¿su primo?
-Tu te vienes conmigo - Le dijo tras tomar una decisión.
-¿No has escuchado nada de lo que te he dicho? - Exclamó el molesto - ¡Esto es peligroso! ¡Muy peligroso!
Con un bufido de impaciencia le dio la vuelta y lo esposó.
-Se muy bien donde me meto y tambien se que tu te vienes conmigo, así que limitate a callarte y seguirme si no quieres que te entregue ¿Esta claro? - Le espetó ella.
Francesco bufó con impaciencia, pero finalmente terminó asintiendo.
Gracias al conocimiento del terreno de Francesco consiguieron escapar.
-Hay que llevarte a un hospital - Le dijo ella mientras lo ayudaba a montarse en su coche.
El camino se le hizo a Francesco mucho más largo que lo que en verdad era, había que admitir que ella tenía buena punteria. Entonces cayó en la cuenta de algo, no sabía como se llamaba.
-¿Cómo te llamas? - Le preguntó, ella no pareció muy por la labor de responderle, pero finalmente lo hizo. Aunque no fue la respuesta que el esperaba.
-¿No confias en mi?
-No.
-Al menos dime a donde vamos - Refunfuñó él.